Vitamina D y su papel en la infección por coronavirus
Fuente: Medscape, Becky McCall, 17-05-2020
En la última semana se han publicado varios informes especulando si la vitamina D reduce la gravedad de la infección por COVID-19.
Algunos datos, que comparan los resultados de varios países, sugieren vínculos inversos entre los niveles de vitamina D y la gravedad de la infección por COVID-19, así como su mortalidad, con un posible efecto de la vitamina D en la respuesta inmune a dicha infección.
Sin embargo. otros estudios cuestionan esta relación, incluso cualquier asociación entre la concentración de vitamina D y las diferencias en la gravedad de COVID-19 en diferentes grupos étnicos. Y aunque algunos investigadores y clínicos creen que, en general, todos deberíamos hacernos una prueba para ver si tenemos los niveles adecuados de vitamina D durante esta pandemia, y en particular los profesionales sanitarios de primera línea, la mayoría de los médicos recomiendan que la mejor manera de garantizar que las personas tengan niveles adecuados de vitamina D durante el COVID-19 es que simplemente tomen suplementos para alcanzar las dosis recomendadas actualmente.
Esto es especialmente importante dado el hecho de que durante los escenarios de ‘confinamiento’, muchas personas pasan más tiempo de lo habitual en recintos cerrados y de interior.
Clifford Rosen, MD, científico principal del Instituto de Investigación del Centro Médico de Maine en Scarborough, ha estado investigando la vitamina D durante 25 años: “No hay un ensayo controlado aleatorio seguro, y ese es el estándar de oro”, dijo a Medscape Medical News, y “los datos de observación son confusos por lo que es difícil saberlo. Ya sea por la dieta o suplementación mantener niveles adecuados de vitamina D siempre es importante, especialmente para aquellos con mayor riesgo de COVID-19. Aún así, actualmente se carece de datos sólidos que respalden el papel de la vitamina D en la prevención de COVID-19, como de cualquier otro tipo de ‘terapia’ para la infección.”
Rose Anne Kenny, MD, profesora de gerontología médica en el Trinity College de Dublín, Irlanda, recientemente fue coautora de un artículo que detalla una asociación inversa entre los niveles de vitamina D y la mortalidad por COVID-19 en todos los países de Europa:
“En ningún momento ninguno de nosotros da esto por hecho, pero existe la probabilidad de que la vitamina D sea un factor contribuyente y que podamos hacer algo al respecto”.
Kenny está pidiendo al gobierno irlandés que cambie formalmente sus recomendaciones. “Hacemos un llamamiento al gobierno irlandés para actualizar las directrices con carácter de urgencia y alentar a todos los adultos a que tomen suplementos de vitamina D durante la crisis de COVID-19”.
Mientras tanto, Harpreet S. Bajaj MD, MPH, un endocrinólogo del Hospital Mount Sinai, Toronto, Canadá, comenta: “La vitamina D podría jugar cualquiera de los tres posibles papeles sobre la infección de COVID-19 y/o su gravedad: ningún papel, simplemente ser un marcador o resultar un factor causal”.
Bajaj, al igual que Rosen y Kenny, opina que ensayos controlados y aleatorios son muy necesarios para ayudar a determinar si hay un papel específico de la vitamina D.
“Hasta entonces, debemos continuar siguiendo las recomendaciones establecidas por las autoridades sanitarias sobre suplementos de vitamina D, además de seguir las pautas de prevención de COVID-19 y las pautas en evolución para el tratamiento con COVID-19”.
¿Cuál es el papel de la fortificación de vitamina D?
En su estudio en el Irish Medical Journal, Kenny y sus colegas señalan que en Europa, a pesar de tener zonas soleadas, en España y el norte de Italia se han dado altas tasas de deficiencia de vitamina D y han experimentado algunas de las tasas más altas de infección y mortalidad por COVID-19 en el mundo.
Pero estos países no fortifican habitualmente los alimentos ni recomiendan la suplementación con vitamina D.
Por el contrario, los países del norte de Noruega, Finlandia y Suecia tenían niveles más altos de vitamina D a pesar de una menor exposición a la luz solar, como resultado de la suplementación común y la fortificación general de los alimentos. Estos países nórdicos también tenían niveles más bajos de infección y mortalidad por COVID-19.
En general, la correlación entre los bajos niveles de vitamina D y la mortalidad por COVID-19 fue estadísticamente significativa (p = 0,046), indican los investigadores.
“Optimizar el estado de la vitamina D a las recomendaciones de las agencias nacionales e internacionales de salud pública ciertamente tendrá beneficios potenciales para el COVID-19. No estamos diciendo que no haya cierta controversia, pero también hay ciertas evidencias”, ha comentado Kenny.
Kenny también señaló que los países del hemisferio sur han sufrido una mortalidad relativamente baja por COVID-19, aunque reconoció que podría ser porque el virus se propagó más tarde a esos países.
Rosen también tiene dudas sobre este tema:
“Claro, la suplementación con vitamina D puede haber funcionado para los países nórdicos, donde el COVID-19 se ha controlado mejor, pero no hay causalidad. Podrían también influir otros factores. Mire a Brasil, está en el ecuador, pero la enfermedad está devastando el país. En este momento, simplemente no lo creo”.
¿La vitamina D desempeña algún papel en la modulación inmune?
Una teoría que circula actualmente es que, si la vitamina D tiene algún papel que desempeñar en la modulación de la respuesta a COVID-19, esto puede ser a través de una disminución de la reacción del sistema inmune al virus.
En un reciente estudio preliminar, Ali Daneshkhah, PhD, y colegas de la Universidad Northwestern, Chicago, Illinois, recopilaron datos de hospitales de China, Francia, Alemania, Italia, Irán, Corea del Sur, España, Suiza, Reino Unido y los Estados Unidos.
El riesgo de casos graves de COVID-19 entre pacientes con deficiencia grave de vitamina D fue del 17,3%, mientras que la cifra equivalente para pacientes con niveles normales de vitamina D fue del 14,6% (una reducción de 15.6%).
“Este efecto potencialmente puede atribuirse a la capacidad de la vitamina D para suprimir el sistema inmunitario adaptativo, regular los niveles de citoquinas y, por lo tanto, reducir el riesgo de desarrollar COVID-19 grave”, dicen los investigadores.
Del mismo modo, JoAnn E. Manson, MD, jefe de la División de Medicina Preventiva en el Hospital Brigham and Women’s en Boston, Massachusetts, en un comentario reciente para Medscape, observó evidencia de un estudio observacional de tres hospitales del sur de Asia, en el que la prevalencia de deficiencia de vitamina D fue mucho mayor entre aquellos con enfermedad grave por COVID-19 que en aquellos con enfermedad leve.
“También sabemos que la vitamina D tiene un efecto inmunomodulador y puede reducir la inflamación, y esto puede ser relevante para la respuesta respiratoria durante COVID-19 y la tormenta de citoquinas que se ha demostrado”, señaló.
Rosen dijo que estar dispuesto a tratar sobre el tema de un potencial papel de la vitamina D en la modulación inmune:
“He sido un gran escéptico desde el principio, y critiqué en voz alta los datos, pero reconozco que podría haber algún efecto. Claramente, la mayoría de las personas no contraen la tormenta de citoquinas, pero de las que sí lo hacen, no está claro por qué lo hacen. Tal vez unos niveles adecuados de vitamina D podrían tener algún impacto sobre la respuesta a una infección. La vitamina D puede inducir proteínas importantes en la modulación de la función de los macrófagos del sistema inmune”.
Minorías étnicas afectadas desproporcionadamente
También es bien reconocido que el COVID-19 afecta desproporcionadamente a personas de minorías étnicas negras y asiáticas.
Sobre este tema en relación con la vitamina D, un estudio reciente, en revisión por expertos, que utiliza datos del Biobanco del Reino Unido encontró que “no hay evidencia que respalde un papel potencial de la concentración de vitamina D para explicar la susceptibilidad a la infección por COVID-19 en general o para explicar las diferencias entre los grupos étnicos”.
“Es poco probable que la vitamina D sea el mecanismo subyacente para el mayor riesgo observado en las personas de etnia negra y es poco probable que los suplementos de vitamina D proporcionen una acción efectiva”, concluyen Claire Hastie, PhD, de la Universidad de Glasgow, Reino Unido, y sus colegas concluyen .
No obstante, esto no ha impedido que dos endocrinólogos apelen a los miembros de la Asociación Británica de Médicos de Origen Indio (BAPIO) para evaluar sus niveles de vitamina D.
“La población étnica de minorías negras y asiáticas, especialmente el personal de primera línea, debe controlar sus niveles de vitamina D3 y obtener un reemplazo adecuado según sea necesario”, dice Parag Singhal, MD, del Hospital General de Weston, Weston-Super-Mare, Reino Unido. y David C. Anderson, un endocrinólogo retirado, en una carta a los miembros de BAPIO.
De hecho sugieren una dosis única de 100,000 UI de refuerzo para el personal de atención médica, que debería elevar los niveles de vitamina D durante 2 a 3 meses. Se refieren a una revisión sistemática que concluye que “las dosis únicas de vitamina D3 ≥300,000 UI son más efectivas para mejorar el estado de la vitamina D hasta 3 meses”.
Al comentar este tema, Rosen opina que, en general, una dosis alta de 50,000-100,000-500,000 UI administrada una sola vez no confiere un beneficio mayor que una dosis única de 1000 UI por día, excepto que se consiguen niveles en sangre más altos y de forma más rápida.
“Realmente no hay evidencia de que alcanzar niveles súper altos de vitamina D otorgue un beneficio mayor que los niveles normales”, dijo. “Entonces, si los trabajadores de la salud sospechan una deficiencia de vitamina D, las dosis diarias de 1000 UI parecen razonables; incluso si omiten las dosis, los niveles en sangre son relativamente estables”.
Sobre la cuestión específica de las necesidades de vitamina D en las minorías étnicas, Rosen dijo que si bien estos individuos tienen niveles séricos más bajos de vitamina D, el problema es si existen implicaciones clínicas significativas relacionadas con ello.
“La verdadera pregunta es si las personas pertenecientes a minorías étnicas se han adaptado fisiológicamente para esto de otras maneras, porque estos niveles bajos lo han tenido durante miles de años. De hecho, los afroamericanos tienen niveles más bajos de vitamina D, pero tienen absolutamente mejores huesos que los caucásicos”, señaló.
Pruebas y recomendaciones gubernamentales durante COVID-19
Los Institutos Nacionales de Salud de los EE. UU. (NIH), en general, aconsejan una ingesta diaria de vitamina D de 400 UI a 800 UI, según la edad, mientras que mayores de 70 años requieren una dosis diaria más alta. Esto dará como resultado niveles en sangre suficientes para mantener la salud ósea y el metabolismo normal del calcio en personas sanas.
Sin embargo, no hay recomendaciones adicionales específicas para la ingesta de vitamina D durante la pandemia de COVID-19.
Rosen señala que no hay evidencia de detección masiva de niveles de vitamina D en la población de EE. UU, pero que hay que tener en cuenta que pacientes, por ejemplo, con enfermedad inflamatoria intestinal o enfermedad hepática o pancreática tienen un riesgo más alto, y podría ser porque su vitamina D es también más baja. Por ello, es importante mantener los niveles adecuados de vitamina D, ya sea a través de la dieta o con un suplemento (400-800 UI por día), lo cual no hará daño.
Public Health England (PHE) del Reino Unido aclaró sus consejos sobre la suplementación con vitamina D durante COVID-19. Alison Tedstone, PhD, nutricionista jefe de PHE, dijo: “Muchas personas pasan más tiempo en el interior y pueden no obtener toda la vitamina D que necesitan de la luz solar. Para proteger su salud ósea y muscular, deberían considerar tomar un suplemento diario que contenga 10 microgramos [400 UI] de vitamina D. Sin embargo, no hay evidencia suficiente para apoyar la recomendación de vitamina D para reducir el riesgo de COVID-19.”