Psoriasis: los nuevos biológicos, más eficaces que ustekinumab
Psoriasis: los nuevos biológicos, más eficaces que ustekinumab – correofarmacéutico.com
Psoriasis: los nuevos biológicos, más eficaces que ustekinumab
N. B. C. | naiara.brocal@correofarmaceutico.com
| 30/03/2015 00:00
Psoriasis: los nuevos biológicos, más eficaces que ustekinumab – correofarmacéutico.com
En el grupo de nuevos biológicos están los anti-interleuquina 17 (anti-IL17), del que forma parte secukinumab (Consentyx, de Novartis), aprobado en Europa y Estados Unidos. Le siguen en desarrollo brodalumab (de Amgen y AstraZeneca) e ixekizumab, de Lilly. Entre los anti-IL23 están tildrakizumab (de MSD y Sun Pharma), guselkumab (Janssen) y BI 655066 (Boehringer Ingelheim).
TOTALMENTE BLANQUEADOS
En San Francisco, Diamant Thaci, del Comprehensive Center for Inflammation Medicine, en Lübeck (Alemania), presentó resultados del estudio de fase III Clear, que demuestran que secukinumab (79 por ciento) fue superior a ustekinumab (57,6) en la respuesta a la semana 16 en la reducción del 90 por ciento del Índice de Severidad y Extensión de la Psoriasis (PASI 90). La respuesta a PASI 100 (blanqueamiento total) se alcanzó en el 44,3 por ciento de los pacientes con secukinumab frente al 28,4 de ustekinumab.
Con brodalumab, Mark Lebwohl, de la Escuela de Medicina de Icahn en el Monte Sinaí (Nueva York), presentó los resultados del estudio de fase III Amagine?2. En la semana 12, frente a ustekinumab, una proporción significativamente superior de pacientes con brodalumab alcanzó PASI 100 (44 por ciento versus 22) o PASI 75 (86 vs 70).
A su vez, Kim Papp, del Probity Clinical Research, en Ontario (Canadá), presentó los resultados preliminares de fase II con BI 655066. En la semana 12, el 77,1 por ciento alcanzó el PASI 90 frente al 40 de ustekinumab.
Estos nuevos fármacos “consiguen respuestas de PASI 90 de entre el 70 y el 80 por ciento de los pacientes, lo que supone que prácticamente les aclaran por completo sus lesiones cutáneas”, señala José Luis López Estebaranz, jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Fundación Alcorcón, de Madrid.
Estos resultados hacen posible plantear nuevos objetivos terapéuticos, de PASI 90 y PASI 100: “Será difícil que futuros medicamentos consigan incrementar estos niveles de eficacia”, apunta Luis Puig, director del Departamento de Dermatología del Hospital de la San Cruz y San Pablo, de Barcelona.
Pero no sólo serían importantes los datos de eficacia presentados en el congreso frente a ustekinumab, sino los que demuestran la persistencia de su efecto a largo plazo, resalta Puig. Andrew Blauvelt, del Centro de Investigación Médica Oregon, en Portland, mostró resultados con secukinumab en la semana 104 en sujetos con una respuesta de PASI 75 en la semana 52 que apuntan a que su perfil de eficacia y seguridad se mantuvo a los dos años.
También con brodalumab, la compañía Kyowa Hakko Kirin, que tiene la licencia para desarrollar y comercializar este anticuerpo monoclonal en ciertas regiones asiáticas, presentó datos a las 52 semanas que avalan su eficacia y seguridad.
De la información disponible con secukinumab se extrae “que la respuesta se mantiene a largo plazo, o al menos, no hay una pérdida de respuesta tan significativa como ocurre con los anti-TNF”, interpreta Puig. También, avala el poder plantearse una interrupción del tratamiento biológico para reintroducirlo posteriormente: “Los datos muestran que la mayoría de los pacientes tienen el mismo grado de respuesta que antes de que se parara el tratamiento”.
“Todos estos fármacos funcionan muy bien y parecen ser seguros”, explica a Robert T. Brodell, profesor de Dermatología de la Universidad de Mississippi. Advierte de que llevará tiempo conocer a fondo su perfil de seguridad, “aunque no se advierte de ningún signo que sugiera que pueden provocar problemas importantes”. Aun así, recuerda la experiencia con efalizumab, que fue retirado del mercado por “efectos secundarios significativos aunque poco frecuentes que no se habían detectado en los ensayos clínicos”.
SE ELIMINA, NO SE CURA
La ponencia de James G. Kruger, director del Programa de Investigación Médica Milstein, de la Universidad de Rockefeller, en Nueva York, en el marco del congreso, versó sobre las implicaciones de estas altas tasas de eficacia de los biológicos que significan “la eliminación de la enfermedad, aunque no se cura, porque si se para el tratamiento, la psoriasis vuelve”.
Frente a ustekinumab, que logra entre el 70 y el 80 por ciento de pacientes un PASI 75, señaló que hay datos con un anti IL-23 que sugieren que una sola dosis permitiría que el paciente permaneciera blanqueado durante más de un año.
Gracias a estos biológicos, Krueger señaló que la psoriasis sería, entre las enfermedades autoinmunes mediadas por células T, la que se beneficiaría de los “mejores y más eficaces tratamientos”.
El paciente demanda más eficacia para mejorar su calidad de vida
El que la nueva generación de biológicos haya demostrado una mayor tasa de eficacia, una respuesta mantenida a largo plazo y permita la posibilidad de interrumpir y reintroducir el tratamiento sin una gran pérdida de efecto tendría un impacto importante en la calidad de vida de los pacientes, explica a CF Luis Puig, director del Departamento de Dermatología del Hospital de la San Cruz y San Pablo, de Barcelona. “El paciente lo que quiere es mantener la respuesta, porque el impacto sobre la calidad de vida es muy superior, a igualdad de PASI, con la pérdida de respuesta que con la mejoría que pueda producir el tratamiento”.
En esta línea, en un simposio satélite al congreso de la Academia Americana de Dermatología (AAD) celebrado en San Francisco y patrocinado por Amgen y AstraZeneca, Andrew Blauvelt, del Centro de Investigación Médica Oregon, en Portland, resaltó que el abordaje farmacológico de la psoriasis debe tener en cuenta que la escala de prioridades del dermatólogo, más preocupado por los efectos secundarios, no encaja con la de los pacientes, “que lo primero que reclaman del tratamiento es eficacia”.
Así, recordó que un estudio, firmado por Takeshita y publicado el año pasado en Journal of the American Academy of Dermatology, demostró que “los pacientes que tienen más calidad de vida son los que presentan la piel con menos lesiones”.
Otro objetivo en el propósito de mejorar el bienestar de los pacientes es el control de las comorbilidades, entre las que destaca la artritis psoriásica, que afecta al 30 por ciento de afectados por psoriasis, pero también otras, como las cardiovasculares y las renales.
En este sentido, James G. Kruger, director del Programa de Investigación Médica Milstein, de la Universidad Rockefeller, en Nueva York, señaló en una ponencia en el congreso que estas terapias dirigidas se enfrentan al reto de demostrar que por su mecanismo acción tiene también un efecto multisistémico sobre órganos y tejidos que permiten controlar las patologías asociadas.